2023: Sin fondo y sin forma por Omar López Montenegro



El mandatario cubano, Miguel Díaz Can-el, emitió un mensaje en video a la población con motivo de la llegada del año 2023 que resulta de por sí bastante revelador, tanto en forma como fondo, de la situación actual que se vive en la Isla. Luciendo una indumentaria que recuerda al ex canciller Robertico Robaina, con un saco de hilo blanco sobre un pulóver negro sin cuello y unos jeans con zapatos de pajarito, parecía más un narcotraficante de la popular serie de Tv Miami Vice, que el gobernante de un país regido por el Partido Comunista. ¿Casualidad? Poco probable. El video de marras incluyó un preámbulo bastante extenso donde aparece junto a una supuesta attaché en la preparación del mismo, cargado de imágenes y música melosas, al más puro estilo del kitsch pseudo romántico que caracteriza a las dictaduras, especialmente las de corte estalinista o post estalinista, que para el caso son lo mismo. No caben dudas sobre la identidad que el régimen intenta presentar a los cubanos.


El contenido del mensaje en sí no difirió mucho de la presentación en lo que a profundidad se refiere, pero mostró algunas claves interesantes sobre cómo el neocastrismo se percibe a sí mismo, de cara al futuro cercano. Con su voz gutural y monocorde, Can-el define al 2022 como “uno de los años más desafiantes” para la dictadura y avizora que el 2023 “podría ser aún más difícil”. Esto es lo único concreto que emerge en una alocución extremadamente parca (sólo 228 palabras dichas en 1 minuto y 33 segundos), llena de oscuridad en el lenguaje y adornada con los ya acostumbrados gestos robóticos que caracterizan al mal nombrado “Presidente”. Enfatizando su condición perruna, el Canelo le ladra a la oscuridad porque olfatea una amenaza que no puede percibir en toda su magnitud. Simplemente, tiene miedo.

Esto ya de por sí resulta significativo, si tomamos en cuenta que lo único específico que se puede extraer de toda esta retórica es que el régimen se siente desafiado y espera que estas dificultades se incrementen en el año que recién comienza. Las referencias a 2022 como el “año más desafiante” aparecen tres veces en los seis párrafos con que cuenta el mensaje en su versión escrita, para un 50% del total. Es decir, la mitad del mini discurso, si es que puede calificarse de esta manera a semejante engendro de la oratoria, se empleó en enfatizar la condición prevaleciente del año que terminó. Es obvio cual es la preocupación fundamental del sistema.

El término “revolucionario(a)” aparece sólo dos veces, y “bloqueo” sólo una. Se puede afirmar que el mensaje tiene un tono lastimero, suplicando a la gente que no se vaya del país cuando dice “a realizar los sueños aquí, donde aprendimos a soñar”. Hay un reconocimiento tácito al fracaso en proveer soluciones concretas a los problemas de la gente con estas frases, que hablan de sueños e imposibles a una población, especialmente la juventud, que quiere realidades y posibilidades, por eso se marcha en busca de ellas. Esta es la gran disyuntiva que subyace entre líneas, y que de hecho resulta evidentemente la razón detrás de este fútil ejercicio de relaciones públicas montado con bastante torpeza por los ideólogos del sistema.
Otro elemento que resalta es la ausencia de las frases grandilocuentes como “el futuro pertenece por entero al Socialismo”, etc. Llama poderosamente la atención la ausencia del ridículo lema “Somos Continuidad”, enarbolado por este personaje de forma cuasi paranoica hasta hace sólo unos días, se puede decir. Tal parece que o bien se intenta construir una nueva imagen ante los ojos del pueblo, misión verdaderamente imposible, o los predecesores en el poder no quieren que el desastre actual sea asociado con el desastre anterior. No me eches a mí la culpa de lo que pasa, parecen decirse unas a otras las diferentes generaciones del castrismo. Dale al que no te dio. Se recurre entonces a las consabidas citas martianas porque se inscriben en un terreno político teóricamente neutral y como se sabe, los muertos no pueden defenderse.

Tal vez aquí radique el meollo de toda la cuestión, o como dicen en Cuba, el pollo del arroz con pollo que por cierto, estuvo más perdido este fin de año que el rumbo de la dictadura, transitando en la nave del olvido. El sistema está muerto, política e ideológicamente, ante el imaginario popular del cubano. No se trata de un problema puramente de forma sino de fondo, que no puede ser remediado con videítos mediocres protagonizados por fantoches que carecen de todo tipo de fundamento. La gran apuesta por vender un poco de esperanza fracasó de forma estrepitosa. No por gusto ésta es la última palabra que aparece en el mensaje de marras. Como afirma el título del clásico filme de Hugo Carvana, el bar Esperanza es el último que cierra, pero quien lo maneja hoy en día en la Isla es el pueblo cubano, no la dictadura. La gente ha aprendido a manejar su propio destino, contra viento y marea.


Comments

Popular Posts