LA ELECTRICIDAD EN CUBA (Publicado por D. Jácome)


LA ELECTRICIDAD EN CUBA(Publicado por D. Jácome)





La noche del 22 de febrero de 1889, los habaneros disfrutaron por primera vez de la luz eléctrica en el Parque Central, para el alumbrado durante la noche. Hasta ese momento, en Cuba, el alumbrado se hacía mediante lámparas que funcionaban a partir de la quema de algunos combustibles.


La llegada del alumbrado de lámparas de arco voltaico o eléctrico, en el Parque Central de La Habana, fue un gran acontecimiento. Cuando aconteció, aún la estatua de Isabel II estaba rodeada por las bellas farolas de gas, que esa noche solo funcionaron como elemento decorativo. Después de ese día, no quedaron dudas de que las nuevas lámparas daban mejor luz, aunque las de gas permanecieron durante un tiempo y no solo por razones estéticas, sino también porque a lo largo de muchos años las interrupciones por falla del fluido eléctrico fueron bastantes frecuentes.


Por la prensa de la época, sabemos que las nuevas luces se mantendrían diariamente desde el oscurecer hasta la media noche, desde el “Parque Central” hasta el Parque “Isabel La Católica”, que estaba frente a la antigua Estación de Villanueva, lugar donde hoy se encuentra el Capitolio.

Pero el alumbrado general de la ciudad continuó siendo ofrecido por una compañía de gas española, que lo suministraba para una parte de las calles de la ciudad y para solo una tercera parte de las casas que existían en aquel entonces. Durante el siglo XIX el alumbrado público fue muy irregular y el gas suministrado de poca calidad, lo que generaba molestias a los consumidores.

A partir del surgimiento tanto del gas como de la electricidad, aparecieron los fanales, candelabros, palmatorias, faroles, o simplemente cajas traslúcidas que guardaban la lumbre. Muchos bellamente decorados, incluso algunos con los apellidos y los escudos familiares.

La primera demostración del uso de la electricidad fue con una máquina traída a Cuba por el catalán Tomás José Dalmau en 1877, cuyo intento fue poco satisfactorio, ya que la máquina de vapor no podía mantener el generador a plena capacidad. Sin embargo, esto fue un gran avance, ya que la calidad del alumbrado era muy superior a las anteriores.

Por el interés que representaba para la economía, la iluminación por arco llegó primero a algunos ingenios azucareros, no siendo hasta el 3 de marzo de 1889 que se instaura un sistema eléctrico para el servicio público, con generación centralizada y redes de distribución dirigidas a algunas zonas de la capital.

El primero de estos sistemas, instalado en La Habana por la “Spanish-American”, con generadores “Westinghouse” de fabricación norteamericana, se instalaron en “Tallapiedra”, muy cerca de la Bahía de La Habana. Esta compañía no tenía permiso para monopolizar la generación de electricidad, por lo que también aparece la “Thomson-Houston”. Ambas compañías se complementaban, la primera generaba corriente alterna para el alumbrado con bombillos incandescentes y la “Thomson-Houston” generaba corriente directa para las lámparas de arco.

El 7 de septiembre de 1889 se inaugura en Cárdenas la primera planta de luz eléctrica de la Isla, creando la "Compañía de Electricidad de Cárdenas" S.A. con el fin de suministrar servicio eléctrico público y privado a toda la ciudad, siendo la primera en tenerlo. Posteriormente a esta inauguración, la compañía instala sistemas similares en Matanzas, Camagüey y en diez ingenios azucareros.

Paulatinamente fue instalado en otras ciudades cubanas importantes, aunque a menudo en escala muy modesta. En Cienfuegos y Sagua la Grande en 1892, en 1893 en Pinar del Río; en 1895 en Santa Clara, Regla y Caibarién, y no es hasta 1897 que se inaugura en la segunda ciudad de mayor población en Cuba: Santiago de Cuba.

Con el inicio de la Guerra del 95, las inversiones de capital privado fueron también afectadas, por lo que se detuvo el paso de electrificación que se había iniciado. No obstante, las empresas establecidas se mantuvieron, logrando la “Spanish-American” consolidar su posición entre las principales propiedades norteamericanas establecidas en el país.

A partir de 1902, con la nueva República, se introducen mejoras importantes en el sistema eléctrico y a partir de 1906 se decidió soterrar los cables eléctricos e instalar a gran escala los cables primarios y secundarios, estos últimos directamente soterrados.

En ese mismo año se autorizó a la “Compañía de Electricidad de Cuba” la construcción y explotación de un servicio público destinado a suministrar energía eléctrica para el barrio de El Vedado. La planta eléctrica, de fabricación alemana, entró en servicio a principios de 1905. Poco después entró en funcionamiento la “Compañía de Electricidad de Marianao”.

Tanto el gas, como el servicio eléctrico suministrados a las zonas más importantes de la capital estaban en manos de la “Spanish-American”, la cual se había reorganizado y adoptado el nombre de “Compañía de Gas y Electricidad de La Habana”, la que para 1909 contaba con 16,182 consumidores, aumentando la cifra a 21,664, para 1912.

La competencia hace que los directivos de la compañía decidieran modernizar su central en Tallapiedra, reemplazando las viejas máquinas de vapor por turbinas, e instalando otros equipos fabricados por la General Electric.

Durante la primera década del siglo XX, se establecen nuevos sistemas electro energéticos en el país. En Santiago de Cuba, se organiza en 1906, la “Compañía de Alumbrado y Tracción de Santiago”, que controlaba el negocio de la electricidad comercial y los tranvías, entrando en funcionamiento en 1908.

En Camagüey se estableció un sistema ofertado por la “Camagüey Electric Company Ltd”, de origen canadiense. Entre 1907 y 1908 los sistemas eléctricos de Matanzas y Cárdenas pasaron a manos de la “Compañía Anónima Eléctrica Alemana-Cubana”.

En 1910 un ciudadano norteamericano, que se instala en el poblado de Caibarién, organiza una empresa de servicio eléctrico, ampliando la capacidad de la vieja planta local para extender el servicio hasta Remedios. El servicio eléctrico de la ciudad se amplió considerablemente en 1913, cuando entró en funcionamiento la planta hidroeléctrica del río Mataguá, propiedad de un inversor local. Más tarde este servicio pasó a manos de la “Cienfuegos Palmira & Cruces Electric Railway & Power Company”, que explotaba una planta hidroeléctrica en el río Hanabanilla.

Por esa época la “Havana Electric Railway, Light & Power Company”, construida en los mismos terrenos de la primera planta que se instaló, en 1889, en Tallapiedra, pasó a controlar el funcionamiento de los tranvías y el servicio público de electricidad.

En 1911 se instaló en el “Central Delicias”, al norte de la provincia de Oriente, un generador eléctrico con una capacidad de generación que podía satisfacer su demanda sino también las del alumbrado del batey y de dos centrales vecinos. Llegando a suministrar posteriormente la energía eléctrica a varios pueblos vecinos, así como a las ciudades de Gibara y Holguín.

En 1922 se inaugura en el antiguo “Central Hershey”, del que ya les he comentado, una planta eléctrica que podía satisfacer el funcionamiento del central, el alumbrado público y el funcionamiento del tren eléctrico que cubría la ruta de Casa Blanca a Versalles, Matanzas. A mediados de esa década ya brindaba sus servicios a la ciudad de Matanzas, así como a nueve ciudades y pueblos cercanos a la línea del ferrocarril.

Terminada la Primera Guerra Mundial, se inició una recesión económica mundial que afecta hasta finales de la década del veinte. La “Electric Bond & Share Company, Inc”. decide extender sus operaciones fuera del territorio de los Estados Unidos y procede a adquirir las instalaciones existentes en Santiago de Cuba, en 1923, y las de La Habana entre 1927 y 1928, adjudicándose el servicio eléctrico de la mayor parte del territorio nacional para 1928, suministrando energía eléctrica a más de 165 poblaciones.

Todas esas propiedades formaban parte de Ia “Compañía Cubana de Electricidad”, organizada a fines de 1927 con arreglo a la legislación del Estado norteamericano de la Florida.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial y con el alza de los precios del azúcar, aumenta la demanda de electricidad en los centrales azucareros, no obstante, no hubo una respuesta inmediata en cuanto a la instalación de nuevas plantas que aumentaran la capacidad de generación, lo cual se justificaba por problemas financieros.

Ya para 1957 la “Compañía Cubana de Electricidad" vendía más del 90 % de la energía eléctrica generada en el país. El resto era producida por pequeñas plantas eléctricas aisladas. La principal fuente de energía que se utilizaba era la de los combustibles derivados del petróleo, que eran importados fundamentalmente de los Estados Unidos. Y, como siempre, aún queda mucho por comentar…


Publicado en: CUBA EN LA MEMORIA 24/01/2015


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